Casi nunca oímos a LA MADRE NATURALEZA
Y a pesar de todo lo que nos da,
seguimos haciéndonos la vista gorda a su llamado.
Es que nos parece tan obvio que ella este ahí,
que de tanto ESTAR la ignoramos y por eso la dañamos.
Una vez más en esta columna,
te invitamos a VER y a OÍR a la naturaleza,
pero a verla con BUENOS OJOS y a escucharla con OÍDOS SANOS,
con ojos de AMOR y oídos de RESPETO.
No la maltrates!!!
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